1. EL ENEMIGO


Una historia de superación. La humanidad alcanzó en pocos años cotas de prosperidad jamás soñadas.

Con la revolución industrial los mercados se extienden e irrumpe un nuevo sistema: el capitalismo. El empresario usa su capital para lograr beneficio, acelerando la producción de bienes y servicios. Se mima la ciencia, pues ayuda a ganar más.

La concentración de la riqueza cada vez en menos manos era el principal fallo de ese sistema, pero... estaban los combustibles fósiles. Carbón, gas, petróleo: ese regalo del planeta. La energía acumulada durante millones de años en el subsuelo se quema en dos siglos, y alimenta un salto exponencial.

Esa inmensa energía permitió mantener a más y más gente. Aumenta el nivel de vida, surge la clase media. El capital desborda beneficios y reparte las migajas hacia abajo. 

La democracia se apoya en esta riqueza. Todos pueden ganar. Y se provee educación, sanidad, protección: es el Estado de Bienestar.

El Capital ya es imparable. Aprende a engordar con solo moverse: bancos y bolsas son sus nuevos templos. Supera las fronteras con la creación de transnacionales.

Allá donde un Estado trate de dirigir la economía, se enfrenta al inmenso capital global. Sufrirá la falta de inversiones y su población envidiará la abundancia de fuera. La Internacional del Capital no quiere disidentes.

¿Quiénes son los ganadores? Manipulando la demanda, se fuerza el consumo disparatado. Todo vale para aumentar beneficios. El sistema premia a quienes carecen de escrúpulos:

Una empresa de alimentación derrotará a su competencia si añade componentes adictivos a sus productos, así se han hecho las mayores. Un fabricante de armamento prosperará si puede mover a gobiernos a iniciar guerras, como ha sucedido. Grupos petroleros e industriales serán grandes si arrasan países enteros y saquean sus recursos, tú lo has visto.

Ahora, con gran parte de la riqueza del planeta concentrada en muy pocas manos, surge un problemilla... 

Las materias primas y combustibles cada vez cuestan más de extraer. El planeta se agota. La fiesta se acaba. Ya no pueden ‘ganar todos’. Si unos pocos deben tener cada vez más, es necesario que los demás tengan menos. Lógica siniestra.

La decisión, por tanto, está tomada. Puedes oír sus risas: 

“Eliminemos gastos superfluos. El niño se ha hecho grande y no necesita aparentar: ¿Alimentar, educar, cuidar a los no productivos? Desmontemos el Estado de Bienestar.

¿Habrá revueltas? Claro. Pero ¿quién tiene las armas? Hagamos que luchen entre ellos ¿quién domina los medios de comunicación? Fabriquémosles falsos sueños. Y fabriquemos también falsos enemigos de esos falsos sueños.

Necesitamos una emergencia. ¿A quién le preocupa la ley si hay una emergencia? El miedo paraliza y obstruye el pensamiento. Y sobra gente. Fabriquemos una guerra.”


Antes de luchar hay que saber contra qué. No te equivoques. El enemigo es el gran capital. Ese es el cáncer de la Tierra.



Alberto Castillo Martínez